Eso dice el Piti en una canción.
Hoy me siento sola,
solo un poco, no del todo.
El lugar del que vengo, al que regreso esporádicamente,
aún no me pertenece,
me siento más lejana de acá que en cualquier otro,
aunque sea un sitio desconocido y solo al pasar aspire una cuota mínima de aire.
Sin embargo, a veces cuando me alejo por mucho tiempo, esta ciudad me recibe con magníficas sorpresas.
Personas nuevas que llenan los lugares que otros vaciaron.
Supongo que mi optimismo se equilibra con mi maldita ciclotimia.
A veces me inundan, por unos segundos, ganas de morir. Y posteriormente, un tema, una sonrisa, una charla, un momento mágico hace que todo lo anterior se esfume.
Es extraño como la mente humana ciega los sentimientos que surgen de lo profundo.
La mente una composición de cálculos y frialdad.
El alma, una suma de amor.
Y ahí: el equilibrio.